martes, 4 de junio de 2013

El amor va y viene, todo cambia y se supera

¿Por que nunca damos el máximo cuando debemos?

Esa es la pregunta que me ha taladrado hoy hasta el punto de decir basta. ¿Por que?

Tal vez por miedo, por el qué dirán, por pereza, por falta de motivación o por rutina.
Lo peor es cuando esa oportunidad de dar el máximo pasa, sale de tu vida, es un tren del que te bajas, pero en ese momento no te das cuenta, no eres consciente de que quizás la estás cagando, que debes dar ese máximo para que ese tren llegue a su estación. No das el máximo.

Para los que son competitivos en el deporte; fuera de la victoria o la derrota, seguro que no conocéis mejor sensación que la propia satisfacción de uno mismo, el poder decirte a ti mismo, quería dar el máximo y lo he dado, independientemente del resultado final, has cumplido contigo mismo, para ti has ganado.

Y ahora bien, ¿en el amor?; tal vez aquí sea donde más flojeamos todos. Todos hemos estados enamorados al menos una vez en la vida, como en mi caso, y puedo decir sin avergonzarme que es una de las experiencias más bonitas y más te pueden aportar en la vida, y ya ni hablemos si la otra persona está enamorada de tí, que decir si todo fluye ¿no?. 

Entonces, si cuando estamos con esa persona que nos complementa, que hace que un día de la semana tenga nombre propio, que incluso hace que te guste el hecho de "no hacer nada", no nos mintamos, muchas veces cuando estamos con nuestras parejas estamos tirados en cualquier lado, sin hacer nada, pero ambos sabemos que esa nada es un todo, que nunca antes el hacer nada aportaba tanto, llenaba tanto.

Si pensáis que llevo razón en todo lo que escribo, os planteo la pregunta ¿por que dejamos de dar el máximo? Me refiero a esos pequeños detalles que en su momento no tienes en cuenta, pero que ahora piensas y dices ¿por que no le daba lo que merecía? Si ella me agarraba de la cintura es porque estaba esperando que yo le cogiese de la suya, como siempre. ¿por que dejé de hacerlo?. Si ella me pellizcaba es porque esperaba que yo se lo devolviese, no que la dijese "para, me molestas" ¿por que dejé de hacerlo?. Si ella me miraba con su sonrisa, siempre era verano en su sonrisa, ¿por que no la daba ese beso que la daba siempre? Dejé de dar el máximo.

Pero no te das cuenta hasta que pasa el tiempo, hasta que el tiempo te enseña tus fallos, hasta que el tiempo te deja ver lo que tenías y lo que ya no tienes, y lo entiendes, es normal, y te dices: no di el máximo.

Cuida lo que tienes, o lo acabarás perdiendo.

1 comentario:

  1. Que grande mi ratilla!! tienes razón.. que bonito es cuando un día de la semana tiene un nombre propio y es el suyo..se echan en falta esos días de "no hacer nada" como dices porque implicaba "serlo todo".

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